El Škoda Octavia ya está a la venta desde hace poco tiempo, ya se aceptan pedidos y está a la venta desde un precio de partida de 17.960 euros con un motor de gasolina de 105cv y desde 20.040 euros el diésel de la misma potencia (1.6 TDi).
Es un coche de 4,66 metros de longitud y 1,81 metros de anchura, 9,0 y 4,5 centímetros más respecto al modelo anterior. Hay que decir que no tiene nada que ver absolutamente con el antiguo, ni en diseño ni en construcción.
Comenzando por su aspecto exterior, en vivo gana. No es que sea impresionante, pero tiene algo que llama la atención. Se ve muy compacto, y recuerda mucho a cualquier VW. Se nota que tiene un poco de ADN alemán.
Gracias a la plataforma MQB es más grande que el anterior y a la vez es más ligero. Su peso es de unos 100 kilogramos menos, lo que es un dato fantástico, a parte del ahorro de costes. Mirando el detalle de los faros delanteros, tiene una tira de luz estilo LED que le viene perfecto.
Para la parte trasera han elegido unas ópticas de diseño sencillo, un portón de maletero con gran capacidad de carga y una caída normal en este tipo de coches. No han querido arriesgar, pero el salto respecto al otro es muy alto.
El más básico y de acceso a la gama es el 1,2 TSI 105cv, y obligado a comprarlo manual de 6 velocidades. De ahí pega un salto a uno más potente, hablamos del 1,4 TSI con 140cv (el más interesante en gasolina), aquí la marca nos ofrece su cambio automático DSG, como opción.
El motor más potente de gasolina a la espera de la versión deportiva es de 1,8 TSI de 180cv, también con caja manual de seis velocidades y automática de siete. Y para los amantes del diésel, los que sólo quieren diésel van a tener más opciones.
El 1.6 TDI de 105cv con cambio manual de cinco velocidades o automático ó un 2.0 TDI de 150cv con las mismas posibilidades de cambio, ésta última opción no está muy indicada para taxistas. Gasta más y en ciudad no habrán diferencias bestiales.
Nota: a finales de 2013 llegará otro motor Diesel, 1.6 TDI GreenLine 110cv, con consumo de 3,4 litros cada 100 kilómetros.
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